Al estar sentada ahora en mi escritorio, moviendo papeles de un lado al otro, contestando llamadas telefónicas sin fin y observando el reloj en anticipación de las 5 p.m., me detengo por un momento y sueño con todos esos preciosos recuerdos que me facinaron y me mantuvieron volviendo día tras día, año tras año por más, mientras realicé el más grande trabajo de mi vida… el empleo de ser una Mamá.
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